Científicos del Institut de Ciències Fotòniques (ICFO) han creado un ordenador cuántico llamado Quione con el que esperan resolver problemas de física que son inabordables para los superordenadores convencionales.
El primer problema que esperan resolver con computación cuántica, en un plazo de aproximadamente un año, es el de comprender mejor de qué dependen las propiedades magnéticas de determinados materiales.
A más largo plazo, “nuestro Grial es la superconductividad a altas temperaturas; si somos capaces de diseñar materiales superconductores [de electricidad] a una temperatura próxima a la temperatura ambiente, podremos contribuir a solucionar problemas relacionados con el transporte de energía”, declara Leticia Tarruell, investigadora Icrea en el ICFO y directora del proyecto.
Entre los dos tipos de ordenadores cuánticos que se están desarrollando en el mundo, el del instituto de fotónica de Castelldefels se enmarca en el grupo de los simuladores cuánticos. Se trata de dispositivos que computan con átomos, aprovechando sus propiedades cuánticas, y resuelven así problemas de física. Se diferencia de los ordenadores cuánticos programables, más parecidos a un ordenador convencional, que ejecutan algoritmos.
Se espera que la capacidad de computación de los ordenadores cuánticos llegue a superar en un futuro la de cualquier superordenador convencional.
Aunque el procesador del Quione no mide ni un milímetro cuadrado, “es bastante grande”, se enorgullece Tarruell. Consta de unos 300 átomos de estroncio, lo que permitirá realizar cálculos enormes.
Para realizar estos cálculos, los átomos deben enfriarse a temperaturas ultrabajas, de unos pocos nanokelvins por encima del cero absoluto, para que se comporten como partículas cuánticas y por lo tanto adopten las propiedades cuánticas necesarias para computar, como la superposición